La ex gobernadora Ivonne Ortega Pacheco dio nuevamente cátedra de incongruencia, pues ahora se queja del “dedazo”, práctica priista histórica, y que ella quiere cambiar.

Decimos que dio cátedra de incongruencia y doble moral porque critica lo que ella hizo cuando “gobernó” Yucatán, ya que durante su desastroso quinquenio impuso a cuanta gente le dio la gana, y jamás preguntó a la militancia su opinión.

Dos emblemáticos ejemplos son Angélica Araujo Lara y Mauricio Sahuí Rivero, a quienes antes del 2007 nadie conocía; Ivonne Ortega se encargó de construirlos políticamente, por eso hoy los dos se creen merecedores de todo.

Ivonne Ortega tuvo el atrevimiento de convertir a Angélica Araujo en diputada federal y luego en alcaldesa de Mérida, a pesar de que ni siquiera representaba un liderazgo dentro del PRI.

En tan solo dos años Ortega Pacheco construyó ese producto de la mercadotecnia llamada Angélica Araujo, la que para muchos es la peor alcaldesa en la historia de Mérida.

Posteriormente, para protegerla la convirtió en senadora, cargo donde cobra 200 mil pesos al mes, sin rendir cuentas a nadie.

Ortega Pacheco también hizo la carrera política de Mauricio Sahuí, quien al principio del gobierno de Ortega Pacheco era director estatal de Transporte; luego lo hizo presidente estatal del PRI; posteriormente lo convirtió en presidente del Congreso del Estado, todo eso en 5 años.

Evidentemente nunca le preguntó a nadie si estaba de acuerdo con esas imposiciones, y ahora se espanta porque su partido quiere designar a un candidato a la presidencia de México.