Nos informan fuentes del PRI que Angélica Araujo Lara tiene prohibido acercarse a las campañas de los candidatos del Revolucionario Institucional ya que lejos de ayudarlos solo “los quemaría”.

Fuentes dignas de crédito nos revelaron que los abanderados priistas no quieren ver ni en pintura a la senadora, ya que saben que su presencia “es de mal agüero”, y solo les restaría votos.

Y vaya que tienen razón los aspirantes priistas por querer tener lo más lejos posible a Angie, porque se trata de una de las políticas más rechazadas por los yucatecos.

En Mérida nadie la quiere porque dejó en ruinas el municipio, es considerada la peor gobernante que ha tenido la “ciudad blanca”; hizo un auténtico desastre en la capital yucateca.

En el interior del estado tampoco la quieren porque jamás regresó a los municipios para conocer las necesidades de la gente; luego de pedir el voto hace seis nunca volvió a los pueblos.

Como senadora nunca realizó un informe legislativo; jamás caminó una sola calle de Yucatán; además se la pasó apuñalando a los ciudadanos por la espalda al aprobar todas las reformas del presidente Enrique Peña Nieto.

A Araujo Lara hay que agradecerle que se hayan aprobado las reformas energética, educativa, hacendaria, entre otras que han dañado a México.

Lejos de servir a los ciudadanos, Araujo Lara se dedicó a servir al presidente, con las nefastas consecuencias que todos conocemos.

Hoy su hermana Liliana Araujo aspira a ser alcaldesa de Tekantó por tercera vez, pese al pésimo trabajo que realizó las dos primeras veces que gobernó.

En el completo olvido tiene Liliana Araujo a su municipio, ya que ni siquiera vive ahí, pues radica en una lujosa casa en Mérida; pero en este periodo de campaña regresó a Tekantó a simular que le interesa la gente.

En su momento informamos que la hija de Liliana Araujo tiene una beca del gobierno para estudiar en la universidad más cara de Yucatán. Esas becas se supone que son para gente pobre, por lo que engañó a las autoridades para recibir el apoyo.

Así que esta es la manera en la que las hermanas Araujo Lara se burlan de la sociedad yucateca.