El que ya dejará de mamar del erario luego de muchos años de servirse con la cuchara grande es el panista Daniel Ávila Ruiz, quien no tendrá ningún cargo de elección popular después del 30 de agosto.

Daniel Ávila comenzó su carrera como “chapulín” en el 2007, cuando fue diputado local, en el 2009 brincó a una diputación federal plurinominal, en el 2012 fue candidato a la senaduría por Yucatán y ganó.

Concluye su gestión como senador a finales de agosto, lo que significa que habrá cobrado exorbitantes sueldos a lo largo de 11 años de manera ininterrumpida.

Posiblemente le ofrezca alguna chamba Renán Barrera en la alcaldía de Mérida o el mismo Mauricio Vila en el gobierno del estado, a partir del 01 de octubre, aunque en honor a la verdad ninguno le debe nada ya que Daniel no apoyó la campaña de ningún candidato.

En los dos últimos años estuvo envuelto en escándalos políticos internos, al declarle la guerra al entonces presidente local de su partido, Raúl Paz Alonzo, aunque luego cuidó las formas y dejó de discutir con él.

Él, al igual que todos los legisladores federales del PAN y del PRI, aprobaron la reforma energética, la educativa, la laboral y la mayoría de las reformas de Peña Nieto, con excepción de la hacendaria.