La polémica ex gobernadora Ivonne Ortega Pacheco tuvo la oportunidad de formar parte del cercano grupo de colaboradores de Andrés Manuel López Obrador, pero ella prefirió quedarse en el PRI “por lealtad”, y porque impuso a varios candidatos en Yucatán.

Si hubiera aceptado la invitación hoy sería amiga personal del presidente electo de México y seguramente tendría garantizado un excelente puesto en el gobierno de la República; debe estar dándose de golpes por haber rechazado la invitación de Morena.

Aunque en honor a la verdad el que se salvó fue López Obrador y su partido Morena, porque Ivonne es una política muy cuestionada; prácticamente se sirvió del PRI y del pueblo pero nunca aportó nada a ese instituto político, ni a Yucatán.

Su “dignidad” le impidió renunciar a su militancia en el PRI para cambiarse a Morena; hoy está en la banca y seguirá así por muchos años, pues el tricolor quedó borrado del mapa no solo en Yucatán, sino en todo México.

El PRI prácticamente desapareció, no existe ningún estado gobernado por ese instituto político; es la tercer fuerza política tanto en la Cámara de Diputados como en la Senadores y en todos los estados del país.

De haberse cambiado a Morena hoy sería una de las “consentidas” del presidente electo, pero como lo rechazó permanecerá en la banca muchos años.

En Yucatán endeudó al estado por miles de millones de pesos, no realizó ni una sola obra con recursos propios, las pocas obras que hizo (con deuda pública) son de pésima calidad o bien “elefantes blancos” como el Gran Museo Maya.

Empezó a construir hospitales y los dejó a medias, desperdiciando así miles de millones de pesos, en detrimento de la salud de los yucatecos.

Junto con Angélica Araujo dejaron en ruinas tanto Mérida como toda la entidad, de la que se salvó Morena y López Obrador al no tener a Ivonne en sus filas.

Lo mismo podríamos decir de Liborio Vidal, quien recibió la invitación de Morena para ser candidato a la gubernatura por Yucatán y la rechazó, prefirió quedarse en el partido político que hoy está casi desaparecido. Hoy tendría asegurado un puesto en el gabinete del presidente electo, como lo tiene Joaquín Díaz Mena.