Compartimos la carta abierta que un grupo de maestros de Yucatán envían al gobernador Mauricio Vila Dosal, a quien exigen frenar la mafia que existe en la Secretaría estatal de educación.
Hace algunos días, con beneplácito el magisterio yucateco acogió la llegada de la profesora Loreto Noemí Villanueva Trujillo a la administración de la casa de los maestros, la Secretaría de Educación del Estado de Yucatán.
Después del mal sabor de boca dejado por sus tres antecesores (Peniche Novelo, Caballero Durán y Godoy Montañez) su presencia llega como brisa fresca que llena de esperanza a los profesores: esperanza de que ahora sí sean escuchados, atendidos, procurados.
La nueva administración se ha visto en apuros para ir dando cauce y solución a los miles de problemas heredados por los delincuentes que se marcharon. Pero, ¿realmente se marcharon?
Incrustados en las escuelas y áreas estratégicas (Dirección General de Educación Superior 31ADG0031B, Centro de Evaluación Educativa del estado de Yucatán 31ADG0021V, y la Coordinación Técnica de Apoyo a la Educación 31ADG0003F) se encuentran cerca de 100 plazas docentes homologadas de los más altos sueldos otorgadas de manera arbitraria y discrecional a funcionarios, parientes, compadres, amigos, hijos, cónyuges y demás.
En la repartición a todo el primer y segundo nivel de mando les beneficiaron con plazas de profesores investigadores de educación superior titulares B y C en su mayoría, sin importar el perfil académico obligatorio de la categoría. ¿Por qué en educación superior? Por dos simples razones: la educación básica se controla estrictamente desde el centro del país impidiendo que los profesores se encuentren fuera de sus escuelas, y por la conveniente creación del mejor montaje para albergar la mayor corrupción de la historia moderna de nuestro estado, la Secretaría de Investigación, Innovación y Educación Superior, mejor conocida como SIEES.
Desde su nacimiento ha contado con la celosa protección de su progenitor, el hoy tristemente célebre Raúl Godoy Montañez, artífice de la red de corrupción más devastadora que ha conocido el magisterio yucateco, quien con absoluto descaro y cinismo otorgó sueldos, erogaciones y beneficios a su club de amigos, verbigracia sus asesores que por una visita cada treinta días recibían la onerosa paga de $150 mil mensual, a sus “secretarios técnicos” y a sus brazos ejecutores como Roberto Bustillos, Ricardo Polanco y Ricardo Bello con salarios cercanos a los $100 mil al mes.
Hoy, aunque ya no es el titular de SIEES sigue siendo su reino y ejerciendo su poder puesto que toda su gente de confianza se mantiene operando desde ahí, cobijados bajo la figura de Ricardo Bello Bolio (primo de Rolando Zapata Bello), Josué Sosa Solís (yerno del profesor Jorge Flores Chuc) y José Herrera.
Las figuras más prominentes de la red de corrupción “trabajan” sin más registro de asistencia que una hoja con su nombre, en el edificio de la exfacultad de psicología:
Roberto Bustillos Madera, titular C tiempo completo
Bertha Maldonado Escobedo, titular C tiempo completo
Javier Bazán Méndez, titular C tiempo completo
Miriam Valencia Trujillo, titular C tiempo completo
Luis Alfonso Peniche Pérez (hijo de Delio Peniche), titular B tiempo completo
Luis Fernando Torres Avilés (asistente de Delio Peniche), titular C tiempo completo.
José Luis Suárez Hernández (hijo de José Luís Suárez, exdirector administrativo de segey) titular C tiempo completo.
Felipe Andrés Ortega Santana, titular C tiempo completo.
Ernesto González Osorio (cuñado de Gabriel Zapata Bello) titular A tiempo completo.
Alfonso Díaz Herrera (jefe de la oficina de Víctor Caballero) titular B tiempo completo.
Eduardo Monroy Ortiz (“secretario técnico” de Segey) titular C tiempo completo.
De acuerdo a los perfiles de las plazas que estos delincuentes ostentan, no se entiende qué hacen en la administración y cómo siguen cobrando un salario que representa una ofensa a los maestros. ¿Por qué siguen en la secretaría? ¿Cuándo estas personas han trabajado en una escuela de educación superior? ¿Qué investigaciones científicas y publicaciones en revistas arbitradas tienen? ¿Cómo Bertha Maldonado, Roberto Bustillos y Javier Bazán han dado clases en posgrado si ellos mismos jamás han estudiado alguno?
Estas personas no cuentan con los estudios mucho menos la habilitación para tener las plazas que ilegalmente siguen cobrando.
Sr. Gobernador de Yucatán, respetuosamente solicitamos que estas lacras no permanezcan ni un día más en el magisterio. No que se les cambie de oficina o de escritorio, pedimos que se les dé baja inmediata de la secretaría de educación, que se les castigue con multas por la misma cantidad de sus sueldos y salarios cobrados ilegalmente, que se les inhabilite para ejercer la función pública de por vida, que se les juzgue y encarcele con todo el peso de la ley. Son unos asesinos del desarrollo del estado pues han ejecutado a sangre fría, con premeditación, alevosía y ventaja el derecho constitucional a la educación de los jóvenes yucatecos al entregar las plazas magisteriales a unos verdaderos mercenarios. ¿Le gustaría que sus hijos fueran educados por estos sicarios? ¿Estos son los “maestros” que se merecen nuestros niños y jóvenes?
Por un Yucatán justo y con estricto apego a derecho, el magisterio yucateco merece salir de la ignominia en la que se encuentra sumido por esta camarilla de ladrones, merece que no quede en la impunidad todo el desagravio en el que ha vivido en los últimos 11 años. No queremos pensar que ha llegado la hora de hacer justicia por mano propia. Confiamos en usted y en su inteligencia para encontrar los mecanismos legales que hagan pagar a estos delincuentes.