Mérida, Yucatán a viernes 19 de abril de 2024
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El vocal ejecutivo de la Junta Local del INE en Yucatán, Fernando Balmes Pérez, gana más que el presidente de México Andrés Manuel López Obrador.
Con esto queda demostrado que nadie en el Instituto Nacional Electoral se redujo el sueldo, a pesar que el presidente de México decretó que ningún funcionario público puede tener un salario más alto que el de él.
El campechano Fernando Balmes lleva 28 años cobrando como funcionario del INE (antes IFE); su jurisprudencia es únicamente en Yucatán, y cuando no hay elecciones se la pasa haciendo cursitos y talleres con cargo al erario. Sin embargo, cobra más que el titular ejecutivo federal.
De acuerdo a la página electrónica del INE, el sueldo mensual de Fernando Balmes es de 161 mil pesos, más primas vacacionales, 40 días de aguinaldo, vacaciones pagadas y por supuesto, gastos médico mayores, porque cuando se enferma ni loco va al IMSS o al hospital O' Horán.
López Obrador gana al mes 108 mil pesos, con la diferencia que las obligaciones y responsabilidades del presidente son en todo México, todos los días del año.
En el INE se pasaron por el arco del triunfo el mandato de AMLO y si pudieran ganarían mucho más de lo que cobran ahora.
Y es que trabajar en el INE no es garantía de nada, mucho menos de vocación de servicio, como quedó demostrado con el caso del vocal secretario de la Junta Distrital 05, con sede en Ticul, Josué Bote Caamal, que en una fiesta desenfrenada le arrojaron ácido en la cara cuando estaba durmiendo en una casa que ni siquiera conocía.
El funcionario público estaba “hasta las chanclas” que solo sintió como le caía el ácido en la cara y varias partes del cuerpo; fue hospitalizado de emergencia, dejó de cumplir con sus obligaciones muchos días por estar internado, aunque seguramente su sueldo lo cobró íntegramente.
Bote Caamal fue protagonista del polémico caso del hombre atacado con ácido en el rostro hace pocos meses, pero no le pasó trabajando, sino en una de esas fiestas organizadas por foráneos donde ocurren cosas muy extrañas y consumen también cosas muy raras, tan raras que acaban tirados en un sofá, expuestos a cualquier tipo de ataque.