Un auténtico fracaso ha sido el primer año de la gestión del alcalde priista William Pérez Cabrera al frente del Ayuntamiento de Kanasín.

Han sido doce meses de desastre total en Kanasín, que parece que zona de guerra permanente ya que las calles siempre están rotas y llenas de baches; cuando llueve se forman lagunas interminables, aunque haya caído una simple lloviznita.

Las luminarias públicas siempre fallan, por lo que en las noches las vialidades están oscuras, lo que fomenta la inseguridad y delincuencia.

En este primer año el presidente municipal demostró que el cargo le quedó muy grande y que no estaba preparado para gobernar Kanasín.

Hace una semana, el edil priista presentó su primer informe lleno de autoalabanzas, cifras alegres y datos bonitos que solo existen en su imaginación, ya que el municipio la realidad es muy diferente.

"Aquí estamos, con la fortaleza que nos da este año de mucha experiencia, a un año de nuestro gobierno municipal, amigas y amigos reitero, ni me doblo ni me quiebro y les expreso a todos ustedes, mi profundo agradecimiento por el acompañamiento de su trabajo, les aseguro que no vamos a parar, no nos detendremos, cumpliremos los compromisos de campaña, para que Kanasín sea una ciudad de vanguardia, ayúdenme a construir, desde los cimientos: Hagamos Juntos La Mejor Versión de Kanasín”, expuso William Pérez.

Sin lugar a dudas las palabras se las lleva el viento, y aunque sus asesores le redactaron un discurso muy bonito solo basta con salir a la calle para observar que Kanasín se cae a pedazos.

Pero como el alcalde nunca sale de su lujosa oficina con aire acondicionado no conoce los múltiples problemas que sufre la gente que vive en esa ciudad. Y pensar que todavía faltan dos larguísimos años para que se vaya.