A doña Pilar, una abuelita de 75 años que falleciera aparentemente por Covid-19, su trabajadora doméstica, de nombre Rosa, decidió incinerarla y no avisarle a nadie para quedarse con su casa.  Los hechos ocurrieron en España.

La empleada de nacionalidad peruana aprovechó el deceso para instalarse  en la propiedad de la difunta.   

La hija mayor de doña Pilar, Rosana, asegura que su madre no tenía problemas de salud y mucho menos de gravedad, por lo no sabe qué pudo ocasionar su muerte.  

Rosana informó que la trabajadora doméstica además de cambiar a su nombre las boletas del agua y la luz, también puso a su nombre los seguros de vida de su madre.

Rosa, llevaba trabajando desde febrero en casa de doña Pilar y solo estaba dos horas al día, donde no destinaba cuidados de enfermería sino solo limpieza.