Ivonne se victimiza, como siempre
Ortega Pacheco acusa ataque cibernético, pero olvida que cuando fue gobernadora persiguió a todos los que no pensaban como ella; está recibiendo una cucharada de su propia medicina
Fuente: REDACCION

El cinismo de Ivonne Ortega no conoce los límites, pues ahora se queja de que es víctima de “fuego amigo”, es decir, que sus propios compañeros del PRI le hacen “la vida de cuadritos” por ser “honesta”.

En redes sociales escribió: “Critiqué al PRI y a sus viejas prácticas. Hoy me están atacando en Twitter con una campaña negra de mala fe. Vuelvo a preguntarme, ¿fuego amigo?

Precisamente por eso levanto la voz. Porque la gente no quiere un PRI que dialogue consigo mismo, entre las élites y entre las dirigencias.

Cuando Colosio levantó la voz contra el PRI de una sola persona, lo presionaron para que se callara. No lo hizo, seguro de que todo esfuerzo valía la pena para meter a México al siglo XXI de la mano de una verdadera democracia. Hoy les digo más fuerte: No me van a detener”.

Esta estrategia ya la conocemos ampliamente, la señora se está haciendo la víctima como lo hizo los cinco años de su gobierno, pues cada vez que alguien la criticaba inmediatamente se ponía en su papel de “mujer” y acusaba a sus detractores de “misóginos”, cuando en realidad solo exhibían los atropellos de su administración, que fueron muchos.

No entendemos porqué la señora se queja tanto si durante su administración persiguió a quien pensaba distinto a ella; basta recordar cuando la policía estatal detuvo a los jóvenes vendedores ambulantes Víctor Canché Manzanero y Steve Rizos Várguez y los trasladó a la central de la SSP por comercializar playeras con la leyenda “Yo chiflé a Ibom”. 
Esa camisa hacía referencia al abucheo de la entonces gobernadora en la pelea de Guty Espadas, donde se despidió de su carrera deportiva perdiendo para luego volverse militante del PRI.

De igual forma, ordenaba el desprestigio y ataque mediático de cualquier político que le llevara la contraria.

Así que por primera vez en su vida está recibiendo “una cucharada de su propia medicina”, algo que quizá nunca pensó que le pudiera suceder, pues está acostumbrada a que siempre le den la razón y nadie la contradiga.