Dulce María Sauri Riancho, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara Baja, no se salió con la suya, pues aunque movió todas sus influencias en el CEN del PRI para obtener una diputación local plurinominal no la consiguió.

Quizá por desdeñar toda la vida a los ciudadanos e incluso a su propio partido político, la ex gobernadora no obtuvo la diputación local de representación proporcional que quería.

Como se sabe, en los últimos tres años Dulce Sauri no se paró en ningún solo evento del Comité Estatal del tricolor; nunca se le vio en la Casa del Pueblo, ni siquiera las veces que vino a Yucatán Alejandro Moreno Cárdenas, presidente nacional del PRI.

Tampoco visitó ni ayudó a ninguno de los miles de yucatecos afectados ecónomicamente por la pandemia del coronavirus, ni por los diluvios que cayeron a lo largo del 2020, el peor año de la historia de Yucatán.

Como entró al Congreso de la Unión por la vía pluri siente que no tiene compromiso con ningún yucateco, porque no fue electa por el pueblo, sino por la cúpula de su partido político en el centro del país.

Ella concibe la política como un trabajo en una oficina de lujo con aire acondicionado, lleno de asesores. No sabe que un buen político debe acordarse de vez en cuando de la gente que lo llevo al poder.

Sin embargo, hay que destacar que en caso que Jorge Carlos Ramírez Marín gane la alcaldía de Mérida existe la alta posibilidad que la incluya en su gabinete porque son muy amigos.